El Impacto de la Desinformación en la Salud Pública

por | Nov 30, 2024 | Internacional, Investigación, Nacional

Cómo las Noticias Falsas Amenazan la Confianza en la Medicina Moderna

Vivimos en una era donde la información está a solo un clic de distancia. Pero, ¿sabías que no todo lo que lees en Internet es verdad? De hecho, a menudo, es lo contrario. Las fake news, esas noticias falsas que circulan como un virus en redes sociales, están afectando nuestra salud, nuestra confianza en los médicos y, en muchos casos, nuestras decisiones más importantes.

La pandemia de COVID-19 solo empeoró el problema, convirtiendo las mentiras sobre las vacunas y los tratamientos en una amenaza real para la salud pública. La desinformación no solo está haciendo ruido, está causando daño. Y el objetivo de este artículo es contarte cómo.

El nacimiento de las fake news y su evolución

Las fake news no son algo nuevo, pero en la última década, con el boom de las redes sociales, su alcance y poder se han multiplicado. Antes, las mentiras se compartían por boca a boca o en rumores de vecindario.

Hoy en día, basta con escribir algo en Twitter o Facebook, o grabar un vídeo en Tiktok para que, en cuestión de horas, millones de personas lo vean. Y si a eso le sumas algoritmos que favorecen lo que causa más «engagement» (reacciones, comentarios, likes), tenemos la tormenta perfecta.

Un caso famoso ocurrió durante la crisis de Zika en 2016, donde las noticias falsas sobre el virus y sus efectos se difundieron tan rápido que provocaron pánico injustificado.

Pero no fue hasta la llegada de la pandemia de COVID-19 que las fake news sobre salud realmente se dispararon. De repente, los medicamentos milagrosos, las teorías de conspiración sobre las vacunas y los mitos sobre el virus dominaban la conversación.

Los médicos, quienes estaban luchando por salvar vidas, se veían enfrentados a un enemigo mucho más difícil: la desinformación.

La vacuna: El blanco de la mentira

Nada ha sido más afectado por las fake news que las vacunas. La historia nos ha enseñado que la vacunación es una de las armas más poderosas para combatir enfermedades y salvar vidas. Pero en el 2020, la llegada de la vacuna contra el COVID-19 fue acompañada de una ola de desinformación que se expandió con la velocidad de un meme viral.

En plataformas como Facebook, Twitter, y YouTube, circulaban teorías que aseguraban que las vacunas alteraban el ADN, que contenían chips de rastreo o que causaban infertilidad.

Estas noticias falsas, aunque sin base científica, causaron que muchas personas dudaran de la seguridad de las vacunas, incluso después de que miles de estudios demostraron lo contrario.

El daño fue real: en países como Estados Unidos y Brasil, los índices de vacunación cayeron drásticamente debido a la desinformación. Incluso hoy, las campañas de vacunación enfrentan desafíos porque, en muchos casos, la gente prefiere escuchar a un influencer en Instagram que a un médico especializado. Y lo peor de todo es que, cuando las personas rechazan las vacunas, no solo se están exponiendo a ellas mismas, sino también a las personas vulnerables que no pueden vacunarse, como los bebés, las personas con enfermedades autoinmunes y los ancianos.

Tratamientos alternativos: La búsqueda de soluciones rápidas

Además de las vacunas, las fake news también han afectado nuestra visión sobre los tratamientos médicos. A menudo, cuando nos sentimos mal, buscamos respuestas rápidas en Internet. Y a veces, lo que encontramos no es un consejo médico, sino un producto milagroso que promete sanar todo, desde el cáncer hasta el resfriado común.

¿Recuerdas el auge de la ivermectina durante la pandemia de COVID-19? Durante un tiempo, las noticias falsas aseguraban que este antiparasitario podría ser la cura para el virus, incluso, el gobierno de la Ciudad de México se lo aplicó a pacientes sin su consentimiento informado.

Es un fenómeno peligroso: muchas personas prefieren alternativas no comprobadas antes que seguir los tratamientos aprobados por la ciencia. Y si bien algunos remedios tradicionales pueden tener algún efecto positivo, la realidad es que el acceso a información confiable es vital para evitar que la gente tome decisiones equivocadas sobre su salud.

La confianza en la medicina moderna: ¿Dónde está?

El problema más profundo de la desinformación en salud es el impacto que tiene en la confianza pública. Cada vez más personas desconfían de los médicos, de los hospitales, y de las instituciones científicas. Y no es solo por las fake news, sino por la falta de acceso a una información clara y comprensible. Cuando no entiendes algo, es más fácil caer en el miedo y en la desconfianza.

Y aquí viene el gran reto: los médicos y científicos no son los que están ganando la guerra de la información. Las redes sociales están dominadas por voces no calificadas, pero con millones de seguidores.

Los influencers que hablan de salud sin ser expertos están arrasando, mientras que los médicos que luchan por dar un mensaje basado en la evidencia no tienen el mismo alcance.

El peligro de esto es evidente. A medida que más personas se alejan de la medicina moderna y se sumergen en las profundidades de las teorías conspirativas, el sistema de salud pública se ve cada vez más amenazado.

La lucha contra el cáncer, el VIH, y otras enfermedades graves, podría verse comprometida si las personas dejan de seguir las recomendaciones médicas debido a las noticias falsas.

¿Cómo combatir las fake news en salud?

Combatir la desinformación no es tarea fácil. Requiere un esfuerzo conjunto entre gobiernos, científicos, plataformas digitales y, por supuesto, la sociedad.

Los gobiernos deben fortalecer la educación científica, porque la prevención comienza con el conocimiento.

Las plataformas digitales deben asumir su responsabilidad y, en lugar de promover contenidos sensacionalistas, fomentar fuentes de información verificadas y confiables.

Por otro lado, los científicos y médicos tienen un papel crucial en este proceso. Deben salir de sus laboratorios y consultorios, hablar el lenguaje de la gente joven y ser parte de la conversación. Si no les damos espacio en las plataformas donde los jóvenes consumen contenido, estaremos perdiendo una batalla crucial.

En última instancia, la mejor forma de enfrentar la desinformación es educar y sensibilizar. Solo con acceso a la verdad podemos tomar decisiones informadas sobre nuestra salud y garantizar que la medicina moderna siga siendo nuestra mejor aliada.

La próxima vez que encuentres una noticia sobre salud en Internet, pregúntate: ¿de dónde viene? ¿Es confiable? Y, sobre todo, recuerda: lo barato sale caro, y a veces, la verdad está lejos de lo que se ve en un Tiktok.

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