Mujeres Pioneras En La Historia: Historias No Contadas

por | Ene 5, 2024 | Recreo Histórico

Por Ivana von Retteg Nolan

El mundo como lo conocemos ha sido el resultado de un sinfín de acontecimientos históricos con sus propios protagonistas; hombres y mujeres por igual, pero ¿quién ha narrado la historia desde siempre?

Es inútil negar que quien ha llevado la palabra y la narrativa de los tiempos ha sido el hombre, por lo tanto, no es sorpresa que omitiera alguna vez (o muchas) a tantas mujeres que desafiaron las limitaciones de su época en búsqueda de su propia identidad y persiguiendo sus propios sueños.

Hoy hablaremos de tan solo tres pioneras que quizá hayan ido quedando en el olvido, pero que han dejado su huella indiscutiblemente con sus apasionantes historias.

Agnódice (siglo IV a. C) ¿La primera médica en la historia? En la Grecia antigua existían numerosas restricciones para las mujeres, una de ellas la práctica médica. Pero esto no evitó que Agnódice, guiada por su pasión por la anatomía de la mujer, se disfrazara de hombre para estudiar medicina y finalmente convertirse en una respetada ginecóloga en la antigua Grecia.

Por supuesto nadie imaginaba que se trataba de una mujer excepto otras mujeres a quienes había asistido durante sus partos, y lo cierto es que aquellas que se encontraban encintas o a punto de dar a luz buscaban específicamente sus servicios por encima de los de cualquier otro médico. Esto ocasionó que su práctica fuera cuestionada.

El Consejo de Areópago acusó a este “médico” de seducir y hasta abusar de sus pacientes; y en ese momento, sin ninguna otra alternativa, Agnódice levantó su túnica en pleno juicio revelando la verdad. El castigo sería la muerte, pero un sinfín de mujeres a quienes Agnódice había asistido se rebelaron contra el consejo defendiéndola a tal grado que finalmente fue liberada. Hay quienes aseguran que Agnódice fue la primera médica en la historia, otros historiadores aún debaten si su emocionante carrera se trata de una leyenda más que de un hecho.

Artemisia I de Caria (V siglo a.C.) En las feroces batallas de agua salada en Cabo de Artemisión y Salamina una mujer en las tropas brilla por su inteligencia y valentía, es la reina de Caria, Artemisa; la primera mujer almirante de flota en la historia. Durante las Guerras Médicas el Imperio Persa peleaba contra ciudades estado griegas donde Artemisa fue nada menos que la consejera de Jerjes I (o Jerjes, el grande).

El monarca persa no solo recurrió a la astucia de Artemisa buscando su consejo, sino que además su habilidad estratégica en la Batalla de Salamina la convirtió en una figura implacable en la historia militar antigua. Con cinco naves bajo su mando, Artemisa aconsejó a Jerjes un enfrentamiento más prudente, pero fue aquel el día que el rey persa hizo caso omiso de las palabras de su consejera.

En solo cuestión de horas Jerjes el grande vio su flota bajo el agua a manos de los griegos. Quizá si el monarca de Persia hubiera escuchado a la única mujer en sus tropas el destino de su imperio habría tenido un desenlace victorioso. Jamás lo sabremos. Hipatia de Alejandría (nacida alrededor del 360 d.C.) “Había una mujer en Alejandría que se llamaba Hypatia, hija del filósofo Teón, que logró tales alcances en literatura y ciencia, que sobrepasó en mucho a todos los filósofos de su propio tiempo”. —Sócrates Escolástico A pesar de que su vida sigue siendo un misterio Hipatia es de las primeras científicas de nuestro tiempo. Filósofa, astrónoma y matemática, se convirtió muy joven en la líder de la Escuela Neoplatónica donde realizaba sus investigaciones junto a su padre Teón, quien ejercía como educador en la biblioteca de Alejandría.

Hipatia buscaba la verdad sobre la vida dentro de la ciencia y en pensamiento, pero en tiempos donde cualquier practica pagana era castigada, no tardó en capturar la atención de un grupo de monjes que comenzaba a verla cada día más como una amenaza a la espiritualidad. Fue así que en Marzo de 415 un grupo de cristianos atacaron a Hipatia desnudándola y arrastrándola hasta una iglesia juzgándola como hechicera y, allí mismo, asesinándola.

En tiempos antiguos el destino de la mujer exitosa en su campo casi siempre ha sido el castigo y la muerte; caer en las fauces de una sociedad gobernada y dirigida por el hombre machista no era nuevo entonces ni es una verdad demasiado distante en el tiempo hoy en día. Pero a pesar del paso de los siglos hoy desempolvamos sus nombres del olvido para otorgarles la merecida admiración y reconocimiento que debió estar ahí desde siempre.

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