Antes del 68

por | Oct 2, 2024 | Archivo, Investigación

Al hablar de movimientos estudiantiles, inmediatamente viene a nuestra mente el 68, pero no es el único. De mayor o menor difusión, cada uno contribuyó a la socialización de problemas de interés público.

Haremos un breve repaso de las luchas estudiantiles, de la Autonomía, de la separación de la UNAM y el Estado, entre otras.

LA PRIMERA

Poco se conoce la primer movilización estudiantil de la que se tiene registro. Se trata de un movimiento que data de 1696, en la época del Virreinato, que narra Alberto María Carreño.

Los estudiantes más avanzados en grado, «rescataban» de manos de los alguaciles a los presos y los llevaban consigo a su claustro, donde sólo ellos podían ingresar. El 27 de marzo de 1696 sucedió algo diferente que marcaría el inicio de los movimientos estudiantiles. En Michoacán, en el mercado del «Baratillo» en la Plaza Mayor, un grupo de estudiantes hizo lo propio con un preso del Virrey y obispo de Michoacán Juan de Ortega y Montañés. La «policía» tomó acciones de mayor violencia, que pudieron ser eludidas gracias al apoyo de la gente que se encontraba en el mercado al momento de los hechos. Al mismo tiempo de rescatar al reo, los inconformes quemaron la «picota», que era una columna donde exponían a los ajusticiados o a los aprehendidos.

En consecuencia, el Virrey mandó a todas la fuerzas a acuartelarse, ordenó intensificar las rondas y levantar 3 picotas. Pero no fue todo, junto con estas acciones mandó un mensaje en el que advertía que, de repetirse lo sucedido, los involucrados podían perder su mercancía o la vida.

Ante estos hechos, el 6 de abril, en el claustro universitario, se leyó un comunicado del Virrey en el que ordenaba no admitir, aprobar o graduar, a todos aquellos que tuvieran cabello largo y estuvieran mal vestidos, así como excluir a los que no fueran españoles. Todo esto, debido a que se trataba de personas que pertubaban la paz.

La respuesta del Claustro fue informar que el rector era la persona que debía juzgar los hechos, de acuerdo con sus estatutos. Asimismo, y con respecto a las prohibiciones, la respuesta fue que no había nada en la Ley que prohibiera tal cosa. debido a que la Ley protegía a la Universidad, y a que su gobierno concluyó el diciembre, el Virrey Ortega y Montañés no pudo hacer nada más.

LA AUTONOMÍA DE 1929

Los Estudiantes de la Escuela de Jurisprudencia, hoy Facultad de Derecho de la UNAM, iniciaron una huelga en 1929. El motivo de la huelga, dijeron, fue los cambios en los exámenes escolares. Narciso Bassols, entonces director, ordenó exámenes semestrales basados en sus textos. De acuerdo con Bassols, el objetivo era elevar la calidad de los egresados.

Al mismo tiempo, el director de la Escuela Nacional Preparatoria, Alfonso Caso, elaboró un nuevo plan de estudios. En ambos casos, los estudiantes no fueron escuchados y el 4 de mayo se reunieron, nombrando a un Comité Provisional de Huelga. El comité habló con Ezequiel Padilla, Secretario de Educación, sin éxito en su cometido.

El 9 de mayo los estudiantes declararon la huelga. Como consecuencia de esto, la Escuela fue cerrada por orden del presidente Emilio Portes Gil. El presidente acusó a los líderes estudiantiles de tener intereses políticos, por su cercanía con el «vasconcelismo».

El 23 de mayo, estudiantes y bomberos se enfrentaron. Por un lado, varios estudiantes y bomberos heridos. Por el otro, secundarias, preparatorias y la Escuela Nacional de Medicina se unieron al movimiento, al que ya se habían adherido las secundarias 1, 3 y 4, así como la Escuela Nacional Preparatoria y Odontología.

A partir de ahí, se suscitaron más enfrentamientos entre estudiantes y autoridades. El jefe del Departamento del Distrito Federal, hoy Ciudad de México, se propuso para mediar con el presidente, sin embargo, las protestas y represiones continuaron.

Alejandro Gómez Arias y la carta

Alejandro Gómez Arias, presidente del Directorio de Huelga y de la Confederación Nacional de Estudiantes, envió una carta al jefe del Departamento del Distrito Federal, misma que reproducimos íntegra a continuación:

«Usted mismo intervino y puso fin la tarde de hoy al ataque de la policía a la Escuela de Medicina, cuando allí se celebraba una asamblea pacífica. Nada es necesario por el mismo decir sobre este suceso vergonzoso e injusto.

«Pero hace dos horas un grupo de estudiantes que se encaminaba a El Universal fue balaceado en la Avenida Juárez por fuerzas policíacas. No medió, por lo que a nosotros toca, ni provocación ni agresión; contamos para probarlo con testimonios imparciales, entre ellos el del periodista Alberto Ramírez de Aguilar. Hemos visto caer a varios compañeros, pero sólo en el transcurso de la noche tendremos los datos suficientes para denunciar con exactitud el número de víctimas. Todo esto afirma nuestra convicción de que se trata de resolver por la violencia un conflicto universitario.

«En el estado del conflicto es esencial, en primer término, castigar a quienes han hecho uso de la fuerza contra estudiantes inermes. El jefe de la policía debe ser castigado administrativamente y juzgado como delincuente. Exigimos también el retiro de las fuerzas policíacas, bomberos o elementos del ejército, de las escuelas en huelga o sus cercanías. En el primer caso las demandas de carácter docente, con preferencia la cuestión de los reconocimientos en la Escuela de Jurisprudencia y el plan de estudios de la Preparatoria, se resolverán de inmediato de acuerdo con las demandas estudiantiles. En este capítulo es fundamental no limitar la opinión estudiantil a los casos planteados ya, sino escuchar de modo permanente la opinión de la masa estudiantil; estamos seguros de que el rechazo de esta regla significaría posponer una serie de fricciones que irán surgiendo inevitablemente. La injerencia de los estudiantes en los organismos de la Universidad es absolutamente necesaria y no sólo como informativa, sino determinante en la vida escolar.

«El gobierno ha declarado que nuestro movimiento tiene un carácter político; rechazamos esa imputación y pedimos que se nos permita organizar la vida universitaria con sujeción a sus propias normas. La autodeterminación universitaria no es un ideal anárquico, la organización y la disciplina de nuestro movimiento que, como usted reconoció hoy en la tarde, es ejemplar y magnífica, aseguran la posibilidad de esos fines.

«Creemos necesario decir a usted, con lealtad, que en vista de los graves acontecimientos del día de hoy, la Confederación Nacional de Estudiantes se está dirigiendo a todas las federaciones que la forman y en general a todas las escuelas y estudiantes de la República, y no dudamos que obtendremos solidaridad y apoyo y el problema entonces requerirá tal vez resoluciones más vastas.

«México, DF, 23 de mayo de 1929. Muy atentamente, Alejandro Gómez Arias.»

La Autonomía

El 24 de mayo, todas las escuelas profesionales se adhirieron a la huelga. Varios maestros renuncian, así como Bassols, director de la Escuela de Jurisprudencia. El rector, Antonio Castro Leal, pide que se investigue y aclare a policías que excedieron sus funciones. El presidente ordenó el retiro de las fuerzas de la policía, así como de los bomberos.

Los estudiantes se reúnen para dar respuesta al presidente. Elisa Zapata Vela, alumna normalista, pide la autonomía universitaria. En otras peticiones importantes, estaba la renuncia de Ezequiel Padilla, Secretario de Educación, Moisés Sáenz, subsecretario, Antonio Caso Leal, rector, entre varios directores de escuelas y secundarias.

El 25 de mayo, Gómez Arias reveló el motivo de la huelga. Aclaró que los exámenes de la escuela de Jurisprudencia no era el fondo, sino la representación estudiantil proporcional a los maestros en el Consejo Universitario. Los estudiantes debían tener voz, ser escuchados.

El 26 de mayo, los estudiantes homenajearon a los heridos y pidieron declarar como Día del Estudiante el 23 de mayo. Al día siguiente, se presentó el memorial de los estudiantes, con 6 peticiones y 10 considerandos, ninguno sobre la autonomía.

El 28 de mayo, Portes Gil respondió a los estudiantes. la respuesta fue sensible a las peticiones, yendo más allá de sus peticiones:

«Aunque no explícitamente formulado, el deseo de ustedes es el de ver su Universidad libre de la amenaza constante que para ella significa la ejecución, posiblemente arbitraria en muchas ocasiones, de acuerdos, sistemas y procedimientos que no han sufrido, previamente, la prueba de un análisis técnico y cuidadoso hecho sin otra mira que el mejor servicio posible para los intereses culturales de la República, y para evitar ese mal, sólo hay un camino eficaz: el de establecer y mantener la autonomía universitaria.

El 3 de junio de 1929 da inicio el proyecto de ley que daría la autonomía universitaria. Al siguiente día, el 4 de junio, se sentaron las bases de la Universidad Nacional Autónoma. Después de una extensa huelga, del proceso legal en ambas cámaras, de escuchar a maestros, a alumnos, el 10 de julio de 1929 se promulgó la Ley Orgánica de la Universidad Nacional de México, Autónoma. Dicha ley fue publicada el 22 de julio y entró el vigor el 26 de julio de 1929.

LA SEPARACIÓN DEL ESTADO Y DE LA UNAM DE 1933

Después de la década de 1910, los presidentes unificaron las corrientes revolucionarias. La educación tuvo un papel importante para ellos. El presupuesto anual asignado, por ejemplo, incrementó de 3.9%, en 1921, al 13%, en 1922.

Sin embargo, el objetivo del gobierno fue usar a la universidad como un medio para capacitar a obreros, esto, debido a que su proyecto estaba enfocado en el crecimiento de la industria, el comercio y el sistema bancario. La Universidad Nacional de México se resistió a ello, lo que originó conflictos entre la Universidad y las autoridades. La presión desde el gobierno seguía y al interior también.

Para dar un servicio de mayor alcance, se propuso abrir una escuela de médicos salubristas. La propuesta fue rechazada por el gremio. Posteriormente, ocurrieron otro conflictos similares con otras carreras.

Grupos políticos al interior de la Universidad

Distintos grupos políticos se gestaron dentro de la Universidad. Algunos de ellos fueron Los siete sabios, Los políticos, Los católicos, Los de derecha, Los socialistas, entre otros, generalmente, ligados a las autoridades universitarias, como maestros y directivos. El grupo predominante siempre fue el de abogados, médicos e ingenieros, que contaban con más estudiantes, es decir, tenían mayoría.

Al mismo tiempo, la Federación, posteriomente, Confederación, fue tomando fuerza. Esta Confederación concentraba a todas las federaciones del país, de distintas profesiones y orientaciones políticas. Sus congresos nacionales los celebraban en distintos estados.

En ese contexto, Abelardo Rodríguez, presidente de México hizo más evidente el distanciamiento con la Universidad que había iniciado con la Autonomía. El gobierno comenzó a reducir el presupuesto universitario.

Congreso de Universitarios Mexicanos

La Universidad Nacional Autónoma y la Confederación de Estudiantes convocaron a un Congreso de Universitarios el 7 de septiembre de 1933. El objetivo de la reunión, de acuerdo con la convocatoria, era el reconocimiento y revalidación de estudios a nivel nacional. A esta reunión asistieron autoridades universitarias, como rectores y directores, así como maestros y estudiantes.

En las bases se hablaba de una labor de acercamiento con el «momento actual», unificar requisitos de ingreso y programas de estudio, elección de licenciaturas de forma permanente y temporal, métodos para medir el aprovechamiento, buscar que las carreras respondan a las «necesidades sociales y económicas», buscar que ingresen los alumnos con «méritos relevantes» y con «vocación comprobada», promover los lazos entre universidades para hacerlas una sola a través de un programa de intercambio de maestros y alumnos a nivel nacional.

Los acuerdos principales que derivaron de este Congreso fueron de suma importancia para la separación entre el gobierno y la Universidad. Estos acuerdos fueron llevados al Consejo Universitario para implementarse en la Universidad Nacional Autónoma, primero, y en las demás instituciones de educación superior, después.

Se pidió que las Universidades deberían «orientar el pensamiento de la Nación Mexicana», adoptar un sistema que «socialice los instrumentos y medios de la producción económica», en general, establecer el materialismo dialéctico, derivado del marxismo, como criterio de enseñanza.

La inconformidad no se hizo esperar, tanto de parte del gobierno, como de las autoridades universitarias, incluso, dentro de la comunidad estudiantil. En la prensa, Antonio Caso y Lombardo Toledano comenzaron a escribirse. Caso comenzó, en Excélsior, Toledano en El Universal. Caso criticaba a quienes querían convertir a la Universidad en «una confabulación de ignorancias, un régimen que en lugar de la ciencia muestre la política». Toledano, por su parte, pedía vincular a la Universidad con su tiempo para no servir al pasado.

Mientras tanto, los universitarios se manifestaban en contra de la reforma a la Universidad Nacional. El 11 de octubre de 1933 estalló la huelga, por los estudiantes de Derecho. El 13 de octubre, los estudiantes de derecho y de la preparatoria se enfrentaron en el edificio de la Universidad, éstos últimos seguían a Toledano, su director. La puerta fue incendiada y el edificio lapidado.

El Consejo Universitario se reunió, con una mayoría a favor de los huelguistas. Expulsaron a Lombardo Toledano. El presidente, Abelardo Rodríguez, se pronunció y lamentó que la universidad se desviara de sus nobles fines culturales, dados los actos violentos.

El 17 de octubre se votó la iniciativa del Ejecutivo. Se trataba de una reforma a la Ley Orgánica Universitaria elaborada por Bassols. En esta reforma se dotaba a la Universidad de plena autonomía y se suprimía su carácter público. De 1934 a 1937, el gobierno le daría hasta 10 millones de pesos.

Este paso significó, además, que el estado ocupara los recursos en escuelas para la capacitación técnica, el gasto en la educación, la reducción de los salarios de las autoridades universitarias. Manuel Gómez Morín fue elegido como el primer rector de esta renovada Universidad, tomó posesión el 23 de octubre de 1933.

LA SEPARACIÓN DE LA IGLESIA Y DE LA EDUCACIÓN DE 1944

El proyecto de Manue Ávila Camacho estaba centrado en continuar y profundizar la «política moderada». Esta política significaba realizar cambios estructurales en el campo, los sindicatos, la educación, la iglesia y al interior del PRI y del PAN. El proyecto de Ávila Camacho era un «nacionalismo revolucionario» y aquellos que no apoyaban el movimiento, eran señalados de estar en contra de la Nación.

En cuanto a la educación, los objetivos principales fueron reformar el art. 3 constitucional, establecer las relaciones laborales en los sindicatos de maestros y una política educativa moderada respecto a la educación socialista, pretendiendo incidir en la educación universitaria.

Por su parte, los maestros universitarios que apoyaban la educación socalista, continuaban en su empeño de conservar su representación en el Consejo Universitario, con apoyo del Gobierno. Por otro lado, los profesores que identificaban con la línea tradicional, defendían la autonomía universitaria y la libertad de cátedra, tanto para la Universidad Nacional Autónoma, como para el sistema el sistema educativo nacional.

Los estudiantes

Por el lado de los estudiantes, en la década de los 30s, la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC), bajo la dirección de la Compañía de Jesús, tenían la representación de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y de la Confederación Nacional de Estudiantes (CNE). La UNEC era una organización estudiantil que vigilaba la educación cristiana al interior de la Universidad.

A finales de los 30s, Los Conejos, organización católica estudiantil, comenzó a cobrar fuerza. Los Conejos, de línea marista, era una organización secreta, que no rendía cuentas a nadie y no tenían miedo de usar la violencia para lograr sus objetivos.

Los autonomistas, por su parte, continuaban trabajando por una educación autónoma, dirigida por la propia comunidad universitaria. sin embargo, su representación no alcanzó los niveles de Los Conejos o de la UNEC.

Rectoría

Para la rectoría, competían Rodulfo Brito Foucher y Salvador Azuela. Rodulfo Brito Foucher tenía el apoyo de todos los grupos estudiantiles, como Los Conejos y la UNEC, quienes propusieron e impulsaron su candidatura.

Salvador Azuela, por su parte, contaba con el apoyo de alumnos y maestros que no estaban de acuerdo con el «pistolerismo», los grupos de choque y la influencia de los grupos católicos. También, tenía de su parte a un grupo de autonomistas denominado Grupo Depurador Universitario cuya misión era la defensa de la autonomía y la dignidad universitaria, quienes defendían el derecho de los universitarios a elegir a sus autoridades

Un conflicto estudiantil se suscitó debido a que el Grupo Depurador Universitario intentó desconocer a la directiva de la FEU, como parte de su objetivo de ganar las presidencias estudiantiles.

La Asociación Estudiantil Pro reforma Universitaria, que apoyaba a Brito, publicaban en Ofensiva, un medio propio. Aunque el objetivo era reforzar a la institución a través de la carrera magisterial, mejores bibliotecas y condiciones adecuadas para los estudiantes, debido a la línea conservadora de los agremiados, el fin podría ser otro.

Los azuelitas no se quedaron atrás y calificaron a Brito como nazi, fascista y católico en la publicación Nosotros. Los argumentos de uno y otro bando era calificar al otro de traer ideas extranjeras y llamaban a deslindarse de ellas.

El 18 de junio de 1942, día de la elección, antes de iniciar con el proceso de votación, leyeron una carta de Salvador Azuela. En ella, Azuela aclaraba que no había retirado su candidatura, dados los rumores de los últimos días. La votación le dió el triunfo a Brito, 76 contra 34 votos, en un Consejo Universitario donde se presentaron 112 de 257 consejeros.

Reformas universitarias

Brito inició la discusión del proyecto de reformas del Estatuto Universitario. Con 108 votos a favor y uno en contra, el Consejo Universitario aprobó eliminar la elección de consejeros alumnos y, en su lugar, se aprobó la designación de éstos en función de un alto promedio. El descontento entre los jóvenes no se hizo esperar.

También se depuró la planta docente. Los alumnos de semestres avanzados debían de cumplir con un promedio mínimo. Así, con este argumento académico, eliminaron a los que les incomodaban.

Asimismo, para hacerse del control de algunas escuelas donde el rector no lo tenía, se propuso la reformación del bachillerato, separando las escuelas por área: ciencias, letras, comercio y música. Brito presumía la eliminación de novatadas, así como un control riguroso en los kárdex y la desaparición de las huelgas.

Política educativa

Mientras tanto, el gobierno de Ávila Camacho había emprendido un recorte a la educación. El IPN había sufrido un recorte en su presupuesto, dejándolo en una situación más grave que la que enfrentaba la Universidad.

Brito, con todas las modificaciones que había hecho, comenzó a pedir un aumento presupuestal porque la Universidad se encontraba trabajando de acuerdo con las expectativa gubernamental.

En su segundo año de gestión, el rector se enfocó en las bibiotecas. No sólo incrementó el presupuestos, sino que se encargó de arreglar la Biblioteca Nacional, ubicada en la iglesia de San Agustín, así como de mejorar la biblioteca de la Escuela de Jurisprudencia, y el antiguo templo de San Pedro y San Pablo. Además, más adelante, se volvería a abrir la Biblioteca Nacional.

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