Las últimas semanas el Poder Judicial ha sido atacado desde las conferencias matutinas, y su discurso compartido y amplificado por las redes proAMLO. Las críticas se enfocan en los abundantes privilegios de los que gozan sus integrantes, la corrupción que impera dentro de la impartición de justicia, la liberación deliberada de delincuentes, la baja eficiencia o su desdén por las obras en beneficio del pueblo.
¿Qué hay de cierto en todo eso?, ¿cuáles son los cambios propuestos por el ejecutivo?, ¿qué suceso marcó el inicio de estos ataques?, aquí compartimos los puntos clave del contexto de esta reforma.
Contexto de la Reforma Judicial
El día que el Tribunal Electoral le entregó la constancia de mayoría, Andrés Manuel López Obrador ofreció su respeto al Poder Judicial y a la división de poderes: “En lo que a mi corresponde, en mi carácter de titular del Ejecutivo federal actuaré con rectitud y con respeto a las potestades y la soberanía de los otros poderes legalmente constituidos; ofrezco a ustedes, señoras y señores magistrados, así́ como al resto del Poder Judicial; a los legisladores y a todos los integrantes de las entidades autónomas del estado, que no habré́ de entrometerme de manera alguna en las resoluciones que únicamente a ustedes competen”.
Las promesas fueron olvidadas casi de inmediato. En 2018 inició una serie de ataques al Poder Judicial, argumentando que estaba invadido por la corrupción, uno de sus argumentos más recurridos. Andrés Manuel pidió abiertamente que el Poder Judicial no frenara sus reformas.
El origen
Hay diferentes versiones sobre el origen de los ataques al Poder Judicial por parte del Ejecutivo. Varios críticos ponen el punto de partida precisamente en las reformas detenidas. La oposición detuvo la mayoría de las propuestas presentadas por el presidente, en el Congreso, la primera de ellas fue la reforma eléctrica. Sin embargo, la primera vez que la SCJN dio un revés a sus iniciativas fue en 2022, con el llamado «Plan B» de la Reforma Electoral. Esta reforma fue invalidada por violaciones al proceso legislativo.
El País señala el deseo de cambiar al Poder Judicial mucho antes de la toma de protesta de Andrés Manuel, a raíz del «Golpe de Estado Judicial» de Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, en 2016. En esta versión, el Poder Judicial entendió las señales que venían del Ejecutivo. Para iniciar un cambio desde «adentro», apoyando que Arturo Zaldívar, un ministro sin carrera judicial, quedara como Presidente de la SCJN. Zaldívar prometía combatir la corrupción al interior, un discurso en consonancia con el emitido desde Palacio.
Primer reforma judicial
Fue así que llegó la primer reforma judicial. En 2020, Arturo Zaldívar, entonces presidente de la Corte, le presentó una propuesta de reforma que el presidente recibió con gusto. Dicha propuesta tenía puntos del agrado del mandatario como el combate a la corrupción, la creación de una escuela judicial para realizar una «auténtica» carrera judicial, y la creación de la figura de «defensores del pueblo» en sustitución de los abogados de oficio. Esta reforma fue duramente criticada, pero aprobada, entonces… ¿por qué hacer una nueva? Porque la primer reforma judicial únicamente abarcó cambios en su estructura orgánica y reglas procesales.
Cabe señalar que durante el mandato de Zaldívar ya no se buscó una segunda reforma. Incluso, se intentó pasar la «ley Zaldívar», mediante la cual se pretendía extender el mandato del Ministo presidente por dos años más. Al ser ampliamente repudiada y Zaldívar señalado de estar bajo el mando del presidente, tuvo que pronunciarse en contra de ella. Fue por ello que se pidió la reforma. En varias ocasiones, el mismo López Obrador reconoció que intervenía en la corte cuando estaba Zaldívar. Y el diputado Ignacio Mier reveló que propusieron una nueva reforma debido a que Zaldívar no pudo extender su mandato.
Críticas al Poder Judicial
Ahora, desmenucemos algunas de las críticas a los ministros, magistrados y jueces.
Privilegios.
La autodenominada Cuarta Transformación abanderó desde el inicio una «lucha» contra los privilegios y en favor de la austeridad. La mayoría de los mexicanos recibió muy bien ese mensaje. El presidente Andrés Manuel López Obrador se redujo su salario en un 40% y emitió una reforma constitucional que topaba los salarios de los funcionarios públicos.
Aquí inició una pugna. Los funcionarios en funciones no debían de bajar su sueldo porque de acuerdo con el artículo 14 de la Constitución «A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna». Los ataques desde las conferencias matutinas fueron en el sentido de que muchos servidores estaban violando la ley al no bajarse su sueldo.
En ese sentido, las conferencias matutinas han sido el escenario para exponer las percepciones de los integrantes de la Suprema Corte. También ha hecho públicas sus declaraciones aunque no ha detallado lo que pagamos los mexicanos por concepto de seguridad, alimentos, viáticos, así como el personal de servicio y médico que tiene a su disposición.
Hay corrupción.
Discurso muy socorrido y efectivo en cualquier situación. No es necesario presentar pruebas porque la mayoría de los mexicanos consideran que todos los funcionarios están corrompidos. Utilizó la misma estrategia con el NAIM, del cual no se presentaron denuncias formales y los mismos proveedores fueron compensados con contratos en otras obras.
Liberan delincuentes.
Las noticias al respecto se vuelven virales cuando se trata de acusados muy conocidos. Recientemente, por ejemplo, el caso del agresor de Lidia Cacho y María Elena Ríos. Pero el Poder Judicial no es el único que libera delincuentes. El presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó la liberación de Ovidio Guzmán para evitar que murieran inocentes.
No trabajan.
Otra de las quejas más comunes es que tardan mucho en resolver los casos. La carga de trabajo y los múltiples recursos interpuestos pueden alargar el tiempo de resolución. Muchos de ellos dependen de la preparación y pericia de los abogados, pero también de la incompetencia de la fiscalía. En este sentido, la propuesta de reforma judicial no toca a las fiscalías y acaba con la carrera judicial, dando paso a recién egresados porque ellos son «ángeles«.
Traidores a la Patria.
La descalificación que hace el presidente de cualquiera que va contra sus reformas, la ha reiterado en varias ocasiones. Una de ellas, cuando exigió a la SCJN que no amparara a empresas extranjeras en contra de la Ley de la industria eléctrica y cuando declararon inconstitucional el pase a la Sedena de la Guardia Nacional.
¿Reformar o no reformar?
A estas alturas, ya sabemos que los «diálogos» por la reforma al Poder Judicial fueron sólo una simulación. Los que defienden la elección de jueces por voto popular han dejado a un lado dos puntos muy importantes.
El primero es que, así como piden que los jueces y ministros sea elegidos por el pueblo para que rindan cuentas (como si no lo hicieran), así mismo deberían pedir que los secretarios de estado fueran elegidos por voto popular. ¿Cómo suena no volver a tener en el gabinete a alguien que ocultó información sobre los análisis al agua que tomamos?, ¿volverías a votar por aquellos que te quitaron el 10% de tu salario para apoyar al «movimiento»?, ¿y por aquellos que dieron contratos (y mucho dinero público) a sus familiares y amigos?
Bueno, pues parece que sí y que el pueblo bueno no siempre es sabio. De otra forma, el Estado de México no hubiera votado por Delfina Gómez, acusada de quitar el 10% del salario a sus trabajadores para la campaña de Morena. En este caso, la sanción sólo fue para el partido. Y como este ejemplo hay muchos.
El segundo punto es sobre la elección de jueces en otros países. Recientemente, tanto la virtual presidenta, como el excanciller Marcelo Ebrard, han respondido a las críticas de Estados Unidos en referencia a la reforma judicial. La extrañeza de nuestros políticos reside en que en USA varios jueces se eligen por voto. Sin embargo, aunque es cierto que en varios Estados los jueces son electos por voto, no se trata de jueces federales. Además, en Estados Unidos la democratización de la justicia va acompañada de un jurado ciudadano.
Lo que viene…
Independientemente de las evidencias, de la peligrosidad de contar con jueces que le deban su campaña y su puesto a un partido o a un grupo criminal, de la retórica de que el pueblo es bueno y sabio y sabrá elegir (cosa que ya vimos que no) o que la mayoría no puede estar equivocada, entre otros, la reforma pasará.
El partido en el poder alega que el 2 de junio la mayoría votó por hacer este cambio y el Tribunal Electoral ha votado a favor de Morena, por ejemplo, multando a sus adversarios y dejando intacto al presidente de la república, quien en más de una ocasión pidió votar por su partido, en su conferencia matutina, el programa más visto en YouTube.
Con la reforma judicial, y otras linduras, nos enfrentamos a un México nunca antes visto. Porque como dijo el ciudadano de Chalco:
“El PRI que es más rata que ustedes, nos daba solución”.
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