Las celdas solares, también llamadas células fotovoltaicas, son dispositivos que convierten la luz (o radiación) solar en energía eléctrica. Sirven para generar energía eléctrica de una forma más limpia y amigable con el medio ambiente.
Así funcionan las celdas solares
Los rayos solares chocan contra la placa, que está compuesta por silicio y éste los transforma en electricidad. Cada celda hecha de silicio policristalino puede proporcionar hasta 10 voltios. Con una instalación adecuada de paneles solares (formados por celdas) se podría cubrir casi la totalidad del consumo casero.
Tipos de celdas
De acuerdo con el material y método de fabricación, las celdas pueden ser:
De primera generación: Hechas con capas de silicio cristalino, cortados en «lingotes grandes».
De segunda generación: Flexibles y de película delgada, aproximadamente 100 veces más delgadas que las de primera generación. Algunas están hechas de silicio y otras de telururo de cadmio (Cd -Te) y diselenuro de cobre-indio-galio (CIGS). Se pueden laminar para usar en ventanas o tejas. Son menos eficientes.
De tercera generación: Hechas de polímero orgánico de tercera generación. Son más baratas, eficientes como las de primera generación y están hechas de otros materiales, como silicio amorfo, polímeros orgánicos, cristales de perovskita, entre otros.
Ventajas de las celdas solares
Por el lado ambiental, se utiliza la energía solar para generar electricidad casi sin contaminar (exceptuando la extracción de los materiales y fabricación de las celdas, así como de las baterías donde se almacena la energía). También tienen una larga vida útil, lo que es bueno, además, para el bolsillo. Y en cuanto a lo económico, el dinero invertido en su compra e instalación se recupera a mediano plazo, de inmediato verás el efecto en el recibo de luz. Por si fuera poco, cuando desees vender tu propiedad podrás agregarle un extra por los paneles solares.
¡Síguenos en redes sociales!
