Para pocos es un secreto que el presidente Andrés Manuel López Obrador está molesto con la máxima casa de estudios del país. Lo que es «extraño» es el ataque mediático que han emprendido algunos medios con notas sobre lo excluyente que es la UNAM o sobre el presupuesto que maneja, pero ¿qué hay detrás de la «cargada» contra la UNAM?
Nado sincronizado de ataques
El fin de los medios es informar, con veracidad, sobre lo ocurre en el país o en el mundo. Las universidades públicas no deben quedar fuera del lente o el radar de los medios, sin embargo, las notas que se han multiplicado recientemente están abordando el problema por el lado «equivocado», haciéndole el juego al gobierno federal.
El contexto
Por ejemplo, la nota que acusa de excluyente a la UNAM, se enfoca en los miles de estudiantes que no son seleccionados para estudiar, dejando de lado el contexto. Incluso, hay notas donde entrevistan a algunos chicos y chicas que se han quedado fuera de la UNAM.
Para entender lo que sucede hay que ver todas las aristas, tanto a nivel individual como a nivel institucional y de gobierno. Sí, porque el problema también tiene que ver con el gobierno.
A nivel individual, cada aspirante sabe de antemano que ingresar a una licenciatura de la UNAM es algo difícil. Año con año, la nota más repetida es el número de aspirantes que quedan fuera, recalcando que el 90% de los jóvenes se quedarán sin un lugar.
También, con mucha anticipación, vemos en redes sociales la oferta de cursos que te garantizan tu ingreso a la UNAM. Y, por otro lado, las promociones de universidades que dan un excelente descuento a los alumnos no aceptados en la UNAM.
La Universidad de la Nación
La Universidad Nacional recibe mucho presupuesto, sí. Sin embargo, los últimos 8 años su presupuesto ha sido incrementado muy poco, y, aún con ello, la matrícula ha subido. Esto es de destacar dadas las circunstancias.
La inflación incrementa año con año, por lo general. Aunque no deseamos, el precio del dólar influye en los precios de los productos internos. Los costos de los combustibles, de los productos de la canasta básica, de los electrónicos… suben. Al mismo tiempo que encarece la vida, los sindicatos piden un incremento salarial para hacerle frente. Y así, en cada revisión salarial, se logra un incremento simbólico del salario de los trabajadores de la Universidad.
Cabe destacar que los trabajadores de la universidad no sólo son los maestros. El personal administrativo y de confianza hace una labor muy importante. Si incrementa la matrícula se requerirá más personal para organizar los grupos, crear listas, crear constancias, dar seguimiento a becas, hacer la limpieza, entre otras actividades.
Además, incrementar la matrícula requiere de más aulas y maestros, así como mobiliario y el mantenimiento de las instalaciones, como mínimo.
Por lo anterior, las universidades públicas tienen que diseñar un método de selección para cubrir la matrícula. La mayoría de ellas hace un examen de admisión, seleccionando a los aspirantes con mayor puntaje.
¿Y qué tiene que ver el gobierno?
Bueno, en primer lugar, la preparación de los chicos. La educación básica es obligación del Estado. Es decir, que los niveles de preescolar, primaria y secundaria son en los que el gobierno federal, estatal y municipal tienen la completa responsabilidad de cubrir el derecho de las y los mexicanos. Si muchos jóvenes logran puntajes muy bajos en sus exámenes COMIPEMS tiene mucho que ver con su educación básica, y ahora esta educación básica no tiene controles, es decir, pruebas como ENLACE y, próximamente, PISA, que nos den una idea de la formación de los jóvenes.
Por otro lado, el gobierno no debería de incidir en las decisiones que toma la universidad, tanto en el aspecto académico, como en el económico. Las universidades autónomas tienen eso, autonomía para gobernarse como al interior lo decidan.
Por ello, la insistencia desde el exterior, principalmente desde el gobierno, para que al interior se usen los recursos para «cosas sustantivas» y que «lo que no queremos es que el presupuesto se vaya para engordar una burocracia», es una clara invasión a la autonomía universitaria. Y con esto me refiero a que, parte de la burocracia y que no consideran una actividad sustantiva es el pago de nómina del personal administrativo y de confianza.
Además de lo anterior, a las universidades autónomas las someten a auditorías todo el tiempo. Esto debido a que reciben recursos federales, por lo que la Auditoría Superior de la Federación revisa constantemente sus números.
Pero, como el monto del presupuesto de la UNAM lo designa el gobierno federal, éste puede poner las condiciones que crea necesarias… ¿y la autonomía? La autonomía, así como la independencia de los otros poderes de la Unión y de los órganos autónomos, está en peligro.
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