La semana pasada, para ser exacta el día viernes 12 de abril, tuve el gusto de participar en un panel cuyo tema fue la generación Z y si está interesada en las noticias. Este panel se realizó en Puebla, en el marco del foro Creadores México, un espacio para los jóvenes y para todos aquellos que buscan un poco de inspiración para emprender en aquello que les apasiona. En el panel, que moderó la periodista Pamela Cerdeira, mis compañeros panelistas y yo concordamos en distintos puntos. Por un lado, los jóvenes sí buscan informarse, estar al tanto de lo que sucede. Pero hay distintas barreras que impiden que no sólo lo jóvenes se informen, sino que nos pasa a todos. ¿Quié herramientas contra la desinformación podemos usar?
Barreras y herramientas contra la desinformación
Entre estas barreras están el sesgo, el algoritmo, los gustos propios, la ideología y la proliferación de fakes a través de redes sociales. Empezando por las preferencias individuales, si quiero información sobre música de banda, de inmediato empiezo a seguir a mis grupos y solistas favoritos, por lo que las notas de otros géneros musicales o, incluso, de artistas de banda que no me gustan, serán invisibles para mí.
Si a lo anterior añadimos que el algoritmo sabe cosas… las redes sociales están hechas para entretenernos, engancharnos. Cada vez que damos un like, o que compartimos un post o nos detenemos a ver un reel, el algoritmo lo anota y nos mostrará más contenido parecido al que acabamos de ver. Y así, al infinito.
El sesgo y la ideología, en temas políticos y sociales, nos impulsará a quitar contenido donde los que piensan diferente a nosotros explican su punto de vista sobre un tema en particular. Muchas veces descalificamos aquello que no coincide con lo que creemos, y lo hacemos mucho antes de empezar a leer o a escucharlo, con el simple hecho de ver un nombre, un rostro, una etiqueta, una palabra, un logo o eslogan de grupos o personas que relacionamos con maneras de pensar diferentes a las nuestras. Aquí si quiero precisar que no es lo mismo una opinión que uin discurso de odio, tema del que hablaremos en otra ocasión.
Con respecto a las fakes y el universo de notas que fluyen en redes sociales, les comentaba que siempre recomiendo dudar. Duden de todos, hasta de su madre. Una vez que llega a nuestras manos una «noticia» a veces nos gana el impulso por compartirla porque confirma lo que creemos. Aquí es donde debe entrar la duda, buscar otras fuentes que confirmen o desmientan el suceso. Dudar no es malo y contribuye a disminuir la desinformación.
Como caricaturista política, leo y escucho a columnistas de todos los colores y sabores. No me quedo con un punto de vista. Creo firmemente que escuchar lo que los demás nos dicen, aunque no nos guste, nos ayuda a entender mejor nuestro contexto. En los tiempos de las redes sociales, los fakes está al alcance de un click, dudar es la herramienta contra la desinformación.
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