Además de la falta de luz, se suma que el 1 de marzo pasado entró en vigor un aumento de precios en la gasolina de 400%.
Además, el gobierno castrista anunció que esperaba que los apagones siguieran siendo agudos durante toda la semana.
La generación de electricidad sólo cubrirá alrededor de dos tercios de la demanda, según la estimación de las autoridades.
Las protestas del domingo fueron las primeras confirmadas desde octubre de 2022, cuando se cortó el suministro eléctrico en la isla durante casi una semana tras el paso del huracán Ian.
En respuesta a las movilizaciones civiles, la cancillería del país caribeño convocó al máximo diplomático estadunidense en La Habana, Benjamin Ziff, a una reunión tras las protestas en la isla.
Además, Cuba acusó a la Casa Blanca de interferir en sus asuntos internos.
La dependencia destacó en un comunicado que Estados Unidos había demostrado ser incapaz de observar las normas mínimas de decencia y honestidad, en referencia a las publicaciones que la embajada de Estados Unidos compartió en las redes sociales inmediatamente después de las protestas del domingo.
La Casa Blanca llamó “instado al gobierno cubano a que respete los Derechos Humanos de los manifestantes y atienda las necesidades legítimas del pueblo cubano”.
Tras eso, el gobierno caribeño acusó a Estados Unidos y calificó de terrorismo las movilizaciones.
Algo que la Unión Americana descartó ayer.
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