El pasado miércoles, México se fue a dormir con un anuncio que rápidamente generó revuelo en redes sociales: la presidenta Claudia Sheinbaum había sido galardonada con el Nobel de Sustentabilidad, pero esto es ¡Fake! En realidad será reconocida por la Nobel Sustainability Trust (NST). Pero, antes de que nos emocionemos, hay que parar un momento y mirar más allá del festejo. ¿Qué es realmente este premio y quién está detrás de él?
La familia Nobel
Primero, hablemos de Peter Nobel, un miembro distante de la familia Nobel, quien ha cofundado varias startups en el sector de la tecnología limpia. Desde 2007, ha estado al mando de la Nobel Sustainability Trust, una organización registrada en Suiza que, según su misión, busca impulsar soluciones sostenibles a nivel global. Sin embargo, la situación se complica cuando se profundiza en los antecedentes de esta fundación.
Recientemente, un artículo del New York Times titulado “The Nobel Prize That Wasn’t” (El premio Nobel que no fue), de Barnaby J. Feder, reveló un intento anterior de un familiar de Alfred Nobel por lucrar con su apellido. Este relato nos cuenta cómo Michael Nobel, un sobrino bisnieto del creador del famoso premio, intentó vender premios de nanotecnología a cambio de un jugoso pago. Ante la amenaza de acciones legales por parte de la Fundación Nobel, los organizadores de la conferencia se desmarcaron de él y su propuesta fue rápidamente olvidada.
¿Hay o no hay premio?
Regresamos a la actualidad, con la aclamada «distinción» a Sheinbaum no ha estado exenta de polémica. Marcelo Ebrard, secretario de Economía, lanzó un video en redes sociales celebrando este «logro», mientras que Alicia Bárcena, secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, publicó en X (antes Twitter) el anuncio de la NST.
En este comunicado se elogiaban las “excepcionales iniciativas” de la presidenta para promover la sostenibilidad en la Ciudad de México.Sin embargo, la NST no ha sido muy transparente.
En su sitio web, la última actualización de noticias fue el 6 de octubre y no menciona en ningún lado a Claudia Sheinbaum como premiada. Solo se reconocen a otros tres científicos por su labor en sostenibilidad. ¿Qué pasa aquí? Si el premio era tan relevante, ¿por qué no aparece en su página oficial?
Por si fuera poco, el documento enviado a la presidenta está fechado el 1 de octubre, lo que despierta aún más dudas sobre la seriedad de este «galardón». Mientras tanto, la comunidad crítica observa cómo este reconocimiento parece más una jugada política que un verdadero respaldo a la sustentabilidad. La controversia se intensifica cuando se recuerda que las políticas energéticas que Sheinbaum ha defendido se consideran por muchos como costosas y contaminantes, contraviniendo los principios de sostenibilidad que supuestamente se premian.
La entrega
El evento de entrega de la medalla se llevará a cabo en la Universidad de Berkeley. Prometen que habrá una pléyade de VIPs, desde miembros de la familia Nobel hasta representantes de ONGs y, por supuesto, la realeza. Pero, como siempre, se plantea la pregunta: ¿realmente estos premios generan un impacto positivo en el mundo o son solo una fachada para el aprovechamiento personal y político de un apellido famoso?
En este escenario, la situación nos lleva a cuestionar la validez de lo que se presenta como un prestigioso reconocimiento. La historia del Nobel de Sustentabilidad es un claro recordatorio de que no todo lo que brilla es oro. Es fundamental ser críticos frente a este tipo de noticias.
Por ahora, lo que queda claro es que, mientras algunos celebran lo que parece ser un hito, otros se mantienen escépticos. Estos últimos, cuestionando si realmente se trata de un triunfo en pro de la sostenibilidad o simplemente de una estrategia de comunicación que se desmorona ante la luz de la verdad. Al final, en la jungla de la información, siempre hay que hacer un par de verificaciones antes de dejarse llevar por el entusiasmo del momento.