La minoría rapaz en los tiempos de la 4T

por | Oct 31, 2024 | Archivo, Opinión

Lo que hace mucho mucho mucho tiempo, por allá de 2018, se conocía como «minoría rapaz«, los «potentados», el «poder económico», pronto se convirtió en el mejor aliado de la autodenominada cuarta transformación. ¡¿Quién lo diría?!

A lo mejor están muy pequeños para recordarlo, pero en el sexenio pasado AMLO describía a este grupo de élite como los enemigos a vencer. Sus palabras nos hacían pensar en que esta minoría era una suerte de vampiros modernos, listos para chupar la sangre del «pueblo». Fuchi, caca

Convivios del bienestar

Andrés Manuel, el líder, jamás conviviría con las élites, con los «fifís», con aquellos que explotan al «pueblo»… ¿o sí? Recordemos las distintas «reuniones» a las que invitó a ese grupo. Risas, rifas, dinero y tamalitos de chipilín.

De pronto, dejaron de ser enemigos y se convirtieron en aliados. Los contratos fluyeron y todos fueron felices… hasta que alguien alzó la voz y a ese alguien dejó de fluirle «la amistad», y los contratos. Vaya, se convirtió en el nuevo enemigo a vencer.

¿Qué dijeron los demás miembros del club?, nada, o, más bien, todo. Ahora son propagandistas de la bonanza de el partido en el poder: México tendrá «muchos años muy buenos en el futuro». ¡Claro!, con el bolso lleno de contratos directos el futuro se ve prometedor.

¡Únete a la 4T, donde hasta la minoría rapaz es bienvenida!

La realidad es que esta nueva amistad tiene una lógica. A los empresarios no les conviene enemistarse con el gobierno, sea del color que sea. Ellos se adaptarán con tal de cuidar sus intereses. En el fondo, ellos podrían negociar más contratos gubernamentales o, mejor aún, que sus impuestos sean más ligeros que una pluma. Hasta ahí, todo normal, ya lo habíamos visto en pasadas administraciones.

Los escenarios cambiaron. Dejaron el glamour de los espacios públicos premium, por el glamour de Palacio Nacional. En «el primer piso» de la 4T, el presidente los hacía ir hasta su cancha y degustar garnachitas. La minoría rapaz se «bañó» de «pueblo» y, paradójicamente, ahora son «totalmente Palacio».

La mafia del poder no va a caer, no va a caer

Aunque esta nueva camaradería podría ser vista como una traición, el presidente se encargó de lavarles la cara, ¡se portó como un verdadero superhéroe!, recibiendo las balas de la crítica de sus fervientes seguidores y de sus críticos. Increíblemente, esto funcionó con los suyos. La dirección de la conversación cambió de rumbo.

De todo esto podemos aprender: en la política no hay amigos, sólo negocios. Así que no nos sorprenda encontrar a un exvillano de la mano de la 4T. Propongo un brindis por la amistad desinteresada, ¿para qué pelearnos si podemos hacernos amigos del gobierno?

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