Previo al movimiento del 68, el país había pasado por una década de movimientos en los que los estudiantes exigían el cambio de planes de estudio y la eliminación de reglamentos represivos, así como una mayor participación de ellos mismos en las tomas de decisiones, que su voz fuera tomada en cuenta.
CONTEXTO
El 68 fue un año de manifestaciones de estudiantes en varias partes del mundo, como en Francia y Estados Unidos. En México, varios sectores señalaban al gobierno como autoritario y exigían un alto a la represión.
Los alumnos mexicanos, principalmente del IPN y de la UNAM, se organizaron para protestar. Demandaban el libre reclamo y movilización social, el respeto a los derechos y la eliminación del cuerpo de granaderos.
Ese mismo año, en México, distintos grupos se habían manifestado. Incluso, los mismos estudiantes, por ejemplo, el 22 de julio. Ese día, una pelea entre estudiantes de la Preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la UNAM, y de las Vocacionales 2 y 5, del IPN protagonizaron una riña en la Ciudadela. Esta riña terminó con una golpiza de parte del cuerpo de granaderos a los estudiantes.
El 24 de julio, el IPN se va a huelga, debido a las agresiones recibidas, y se une a ellos la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. El 26 de julio salen a las calles a manifestarse, y sale el gobierno a reprimir, dejando más de 500 estudiantes heridos.
El 13 de septiembre se dan cita para marchar, convocados por estudiantes del IPN y de la UNAM. La marcha del silencio, como se le conoce, reunió a miles de personas que partieron del Museo Nacional de Antropología y llegaron al Zócalo.
El 18 de septiembre el ejército entró en Ciudad Universitaria. Días después, el 23 de septiembre, el rector de la UNAM presemta su renuncia. Ese mismo día, alumnos y granaderos riñen en Casco de Santo Tomás, en el IPN.
NO SE OLVIDA
Sobre el 2 de octubre hay infinidad de textos, autoría de periodistas, escritores, testigos… Los registros señalan la tarde del 2 de octubre, en la Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco, como el punto de reunión de alumnos y trabajadores, y que varios de ellos se hicieron acompañar de sus familias, hijos incluídos.
Cuentan que dentro de la manifestación estaba infiltrado el Batallón Olimpia. Los infiltrados, vestidos de civiles, fueron identificados por llevar un guante blanco en la mano izquierda. El Batallón Olimpia, narran, fue directo hacia donde se encontraban los oradores y periodistas, el edificio Chihuahua. El trabajo del Batallón Olimpia fue hacer creer que los estudiantes iniciaron las agresiones, esto lo lograron gracias a que parte del Batallón, que estaba apostado en el edificio, abrió fuego contra manifestantes y militares, mismos que resguardaban el lugar.
Ante la agresión recibida, el ejército disparó contra la multitud, dejando cientos de cuerpos sobre la plaza. Pero los militares no se detuvieron ahí, fueron tras los manifestantes que habían logrado huir y se habían resguardado en los edificios de la Unidad Tlatelolco.
Varios testigos aseguraron que vieron cómo sacaron los cuerpos en camiones de basura.
Juan Aguilera, cronista del Excélsior, describió “paredes agujereadas por las balas; vidrios destrozados, rostros pálidos, desencajados; labios resecos y ojos llorosos; zapatos regados por doquier, grupos de personas que en ropa de dormir y con algunas pertenencias bajo el brazo salían de sus hogares; volantes y pancartas tapizando el piso; tanques en las calles; policías y soldados en constante vigilancia; signos de destrucción, de muerte”.
PARA ENTENDER AL 68
Gilberto Guevara Niebla, escritor y periodista mexicano, narró en 1978 su perspectiva sobre lo sucedido. Acusaba la falta de un balance histórico, así como de un debate serio y significativo desde la izquierda.
Para Guevara, la falta de información y la gran cantidad de historias míticas, contribuyó al desconocimiento general. Además, en sus palabras, la narrativa y los sucesos del 2 de ostubre lanzaron «al campo del socialismo» a millares de jóvenes.
Recientemente, la escritora Sofía Guadarrama Collado publicó en Opinión 51 su opinión sobre el tema Díaz Ordaz-2 de octubre. Para Sofía, la gran mayoría de los mexicanos considera que «la matanza de Tlatelolco fue un arrebato del presidente Gustavo Díaz Ordaz. Como si de un minuto a otro el malévolo inquilino de Los Pinos hubiese decidido enviar al ejército a matar a los manifestantes.»
Guadarrama nos explica que, contrario a lo que se piensa, el mayor problema para Díaz Ordaz no era el comunismo, sino la presión de Estados Unidos. El gobierno de USA había derrocado al presidente de Guatemala y de Brasil en menos de una década, y apenas unos años atrás había invadido República Dominicana.
Asimismo, Sofía Guadarrama nos remite a Herbert Braun, quien duda de las «ideas modernizadoras y democratizadoras» que se le han atribuído a los estudiantes a través de numerosas crónicas, novelas, notas periodísticas y opiniones. Sofía nos recuerda que el movimiento comunista no tuvo suerte con los sindicatos obreros y fue cuando voltearon a ver a estudiantes y campesinos.
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