¿Por qué no gritaste?

por | Ago 8, 2024 | Archivo, Opinión

Recién estos días ví la película Un actor malo, del director Jorge Cuchí (ya está en Prime Video). Tuve que verla en partes porque me sentí mal… ansiosa… triste… enojada… ¿a cuántas y cuántos les pasó lo mismo?

¿De qué va?

Es la historia, casi en tiempo real, y tan real de una violación, el cómo se enfrenta a ella y la reacción de los otros. Pasando por la aceptación de esa realidad, el cómo decirlo, el que no te crean, el que te juzguen, el que te agredan, tener que repetir lo que pasaste y que te juzguen por ello. La parte que me impactó fue el «parece que lo que no hizo ella fue más grave que lo que hizo él». Una historia de violación y revictimización.

Violación. Una situación común

Quizás, la situación de la película sea mucho más común de lo que pensamos. Si preguntamos en nuestro entorno a cuántas personas que han sido violadas conocen, la mayoría dirá que a ninguna. Y es que el tema se mantiene en secreto, tanto por el tener que revivir y contar lo que pasó, como por los estigmas o los señalamientos. A junio de 2024 el total de delitos contra la libertad y la seguridad sexual a nivel nacional era de 43,168; entre ellos destaca el de abuso sexual con 17,847 y violación simple con 7,712.

Algo que será más frecuente de encontrar entre los nuestros y las nuestras son situaciones de acoso. Yo creo que la mayoría de las mujeres ha pasado por ello, si no es que todas. Algunas dirán que no, pero considero que porque no han escuchado o entendido lo que algunos hombres les han dicho. ¿Qué se hace ante el acoso callejero?, la mayoría de las veces volteas a otro lado y te vas, molesta. Algunas le dicen algo al fulano en cuestión. Las menos ponen alguna denuncia.

¿Y ante la violencia doméstica?, a muchas nos enseñaron que «por amor» se puede soportar cualquier cosa. ¿Contar lo que te pasó?, no, eso te hace una despechada, por lo menos, olvídate de cantarlo y facturarlo… Ya no hablemos de pedir pensión, que da para otra columna, ¿verdad Christian?

Nos enseñaron a callar

A nadie le gustaba que el jefe de grupo le diera la lista de los que se «portaron mal» en ausencia del maestro. Lo mismo sucede en el trabajo para no generar un mal ambiente laboral, aunque también está el otro extremo. A muchas generaciones nos enseñaron que delatar a otros, a los amigos, a la familia, es malo. Que primero está el lazo de amistad o sanguíneo, el de pertenencia.

Con las personas mayores, o con los niños, sucede algo parecido. Que si porque son muy grandes o muy pequeños, hay que pasarles sus groserías, que porque no entienden, que porque hay que cuidarlos y respetarlos… etcétera.

Y luego nos preguntan, ¿por qué no gritaste?


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