Quizás reconozcas e término «mamá luchona» de los memes sobre ser mamá y tener bendiciones, muy victimizantes por cierto. El término comenzó a usarse para referirse a las mamás jóvenes que criaban solas a sus hijos. Se refería a todas aquellas que, por distintas circunstancias, se quedaban al frente de su familia, luchando diariamente para que sus hijos salieran adelante.
Entonces, ¿qué pasó?
Actualmente ser mamá luchona tiene otro significado. Se usa de manera despectiva para referirse a las madres jóvenes que se encargan de la crianza de sus hijos y que no renuncian a las actividades recreativas propias de su edad. El término se ha extendido a todas aquellas mamás que son cabeza de familia y que se cuestionan sobre su propia maternidad.
Es decir, de forma ofensiva se refiere con ese término a las mamás que son responsables de proveer económicamente a su hogar y que también quieren divertirse, a lo que tienen derecho. Esta forma de burla victimiza a las madres, mientras que de los padres no emiten opinión alguna ante su ausencia y falta de responsabilidad.
Incluso, cuando las mamás buscan resignificar el día del padre, reciben burlas por «querer llamar la atención» en un día cuyo festejado es precisamente ese que abandonó su corresponsabilidad.
La obligación de ser madres
Actualmente, prevalece la presión de ser madre. Tanto desde la sociedad, como desde la familia, hay voces que llaman a las mujeres a ser mamás. Por mucho tiempo, se ha hecho creer que todas las mujeres tienen la obligación de ser madres, que nacen con ese instinto y que los cuidados y la ternura vienen en el algún tipo de chip que se activa al momento de ser mamás.
El tema es muy complejo y tiene muchas aristas. Por ejemplo, además de las que deciden no tener hijos, hay mujeres que deciden ser madres de forma autónoma, sin el acompañamiento de un hombre. A estas mamás se les dice «mamá soltera», como si ser mamá fuera un estado civil. También, de forma irrespetuosa, se les dice «mamá luchona» que, como hemos visto, sólo castiga a las mujeres.
El otro lado de la moneda
En cambio, la paternidad no amerita estar al cuidado de los hijos, en otras palabras, la decisión de ser papá no viene acompañada con la obligación de «hacerse cargo» de las «bendiciones». Si un hombre no quiere ser padre tampoco se le señala, gozan de completa autonomía en la toma de decisiones. Legalmente esto no es así, la ley protege a las mamás, pero ese es otro tema.
Estadísticas
El INEGI reporta un 33% de hogares cuya cabeza de familia es una mujer, esto no quiere decir que ellas no aportan en el 67% restante, sino que, muchas veces, lo hacen en conjunto.
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